30 noviembre 2007

VIGOREXIA





OBSESIÓN POR EL GIMNASIO

La vigorexia se define como un trastorno sicológico que se manifiesta en la excesiva práctica de deporte y de rutinas en el gimnasio; todo con el fin de procurar la belleza y la ´perfección´ física.


Por Rodrigo Zavala M.



Actualmente, las enfermedades de orden sicológico están cada vez más presentes. Esto se debe a las exigencias de la vida diaria y al contexto sociocultural en el que las personas se desarollan. Desde esta perspectiva, es posible explicar la vigorexia (también conocida como "complejo de Adonis"), que surge producto de una sociedad competitiva donde el culto a la imagen es cada vez más importante.

La vigorexia fue diagnosticada por primera vez en Estados Unidos, a comienzo de la década de los 80, pero no fue sino hasta los años 90 cuando se dio con mayor fuerza en la sociedad occidental; en el último tiempo, se han multiplicado los casos diagnosticados por especialistas.

Este trastorno -generalmente- afecta a hombres que buscan tener un cuerpo tonificado a extremos a veces exagerados. Con el fin de lograr ese objetivo, se da paso a una sobreexigencia en las rutinas de ejercicio, sobre todo en los gimnasios, lugar donde los vigoréxicos pueden estar gran parte del día, sin descanso.

DESORDEN EMOCIONAL

La vigorexia se caracteriza por una necesidad cada vez mayor de hacer deporte y por la aparición de síntomas físicos (fatiga) y sicológicos (ansiedad). Las personas que la padecen sienten un impulso irresistible de seguir ejercitándose, incluso cuando están lesionados, cansados o deben cumplir con algunos compromisos familiares, laborales, etcétera.

En términos médicos, la vigorexia se califica como un desorden síquico-emocional que tiene relación con la percepción distorsionada de las características físicas, de modo similar a lo que sucede con la anorexia. Sin embargo, esta lógica se manifiesta de modo inverso: la persona afectada siempre se ve débil y nunca llega a estar conforme con el resultado de sus ejercicios.

PROBLEMAS FÍSICOS

Este trastorno causa problemas físicos y estéticos: hay una desproporción evidente entre cuerpo y cabeza, problemas óseos y articulares (debido al peso extra que tiene que soportar el esqueleto), falta de agilidad y acortamiento de músculos y tendones.

La vida de estas personas gira en torno al cuidado de su cuerpo; al mismo tiempo, la dieta se regula de forma minuciosa, se eliminan las grasas y se consumen proteínas o hidratos de carbono -en muchos casos, artificiales- en exceso, lo que lleva al hígado a desempeñar un trabajo extra.

Este desorden metabólico, por lo general, se une al consumo de esteroides y anabolizantes, con el fin de acelerar el crecimiento de los músculos. La ingesta de estas sustancias aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, lesiones hepáticas, disfunciones eréctiles y genera mayor propensión a padecer cáncer de próstata.

TRATAMIENTOS

En lo que se refiere al tratamiento, prácticamente no hay diferencias con la anorexia o la bulimia. Siempre se requiere de la ayuda de un especialista (sicólogo, siquiatra, nutricionista) que determine las causas internas que llevan a la persona a practicar ejercicio en exceso. Luego de eso, debe existir una regularización de la exigencia muscular y en la alimentación.

Los expertos coinciden en que el el principal riesgo para los afectados de vigorexia es la falta de control con la que hacen ejercicio. La persona que decide hacer deporte, debe tener una programación antes de entrar en el gimnasio, saber cuáles son los objetivos primordiales y el nivel con el que cada uno comienza la actividad; por lo mismo, se recomienda ponerse en manos de un entrenador.

Además, se insta a las personas a reconocer cuándo están en presencia de un cuadro vigoréxico. Es decir, consultar con un especialista frente a cualquier síntoma de alarma, como fatiga, cansancio o algún dolor muscular... no con un amigo o compañero de gimnasio.