04 junio 2007

Scoop y el "viejo-jugoso" (... con todo respeto)

Conocí a Woody Allen en una película que vi por casualidad en el cine. Se llamaba "Todos dicen te quiero", y me llamó la atención principalmente porque actuaba Julia Robert (a quien me dediqué a amar mientras era un jovenzuelo). Debo confesar que no recuerdo mucho la trama, aunque sí me llamó la atención su música. Era algo estéticamente bien cuidado, sobrio, pero con un toque contemporáneo-moderno-citadino que nos acercaba a una realidad más conocida.

No soy un eximio conocedor de la trayectoria de este personaje, pero debo decir que las dos últimas películas de él que he visto me han gustado mucho. La última de ellas fue Scoop (increíble que, siendo periodista, no haya conocido el significado de esta palabra hasta después de ver la película).

Se trata de un filme divertido, muy inglés (más que nada por su estética clásica y de grandes mansiones en campos privados), que mezcla muchas emociones a lo largo de la historia. Si bien es cierto está concebida como una comedia, también aborda sutilmente el drama y el suspenso. Claro, porque Woody Allen nunca ha podido permitirse hacer una película ´pareja`, donde lo obvio reine por sobre la incertidumbre. En este caso, por ejemplo, ocurren situaciones absurdas y cómicas que no parecen tener trascendencia, pero que, en definitiva, van armando una coartada perfecta una vez que se conoce el final.

Scoop es divertida. La actuación del propio Allen es bastante descollante y arranca carcajadas no sólo por sus acciones o por su modo de ser, sino que también por sus diálogos, que son alegres, divertidos, directos e inteligentes. Es de esas personas que hace comentarios irónicos (incluso sardónicos: "Aquí en Inglaterra, la gente conduce por el lado equivocado"), pero que no suenan a irreverencia, sino que a todo lo contrario: inteligencia. Son frases delicadas, que dan risa sólo en su contexto. El tipo es genial. Es un viejo jugoso* que hace lo que quiere. Y más encima, lo hace bien.

Me interesaba ver la película porque había leído algunas referencias y sabía que Scarlett Johanson (se está transformando en el fetiche de Allen esta mujer tan guapa) personificaba a una estudiante de periodismo infuenciada por la clásica premisa del seguimiento noticioso a cualquier precio. Y, en realidad, hay hartos elementos que se pueden rescatar y que tienen relación con el ejercidio de mi profesión. Es divertido ver cómo es apreciado "el cuarto poder" desde afuera: como una labor inquebrantable, incorrompible que genera pasiones... y que hace ver alucinaciones.
Si bien no siento ese bichito que motivaba a Johanson (como Sondra), me gustó que se abordara el tema de la "noticia" desde una perspectiva menos seria, pero igualmente seria (¿me explico?). Ojalá tuviera la oportunidad de ser parte de una conjunción de circunstancias que me llevaran a encontrar y publicar hechos noticiosos que dejan huellas (¡Una exclusiva! Scoop!!).


La música también es muy buena. Puros clásicos conocidos que en el cine se esuchan envolviendo los oídos. Qué bueno es saber que existe una ventana para poder apreciar este tipo de composiciones que le dan a la historia un moviemiento especial, porque uno se va imaginando pasos y escenas de acuerdo a los acordes que escucha.

La trama se puede leer en cualquier diario o sitio de Internet, así que no la voy a comentar mayormente. Lo único freak que me gustó mucho fue el juego paralelo que hace el director entre dos realidades; una que existe y otra que no se sabe; es decir, la vida (el aquí y ahora, que es el espacio temporal donde transcurre la historia) y la muerte (un mundo imaginado por Allen, en donde la muerte sigue siendo personificada por la clásica imagen de capucha y hoz). Muy bien logada esa ambientación que aleja al espectador del relato lineal de las películas convencionales.

Me gustó... Y, por supuesto, me gustó mucho más la compañía: Libertyberto Alberto Andrés Toribio Iloveny Yasuri y bacalao.


* Jugoso: Adj. Dícese de una persona irreverente, que disfruta de la vida haciendo cosas de las cuales se avergonzarían las personas más conservadoras y convencionales. Se trata de alguien que hace reír, a veces sin proponérselo. Por lo general, se trata de personas inteligentes, que gozan mucho y que son felices con lo que les ha tocado vivir.


Rodrigo