21 diciembre 2007

"Como tubo de escape" (Victoria sic)


¿Hasta dónde son acertados los comentarios que podemos hacer sobre la pareja? ¿Cuál es el límite entre el respeto por la intimidad y la extraversión? ¿Es una muestra de amistad compartir nuestros más siniestros deseos y secretos con las personas de más confianza?

Estas reflexiones al más puro estilo de Carrie Bradshow me surgieron luego de leer en diversos medios las declaraciones que hizo la otrora posh Spice, Victoria Addams de Beckham. Sin duda, ella se caracteriza por la explotación de su imagen chic-sexy y por la interminable lista de declaraciones o comentarios que obedecen a la lógica "lo pienso, lo digo". ¿Cómo olvidar cuando dijo "Cuando llegué a Japón me llamó la atención que hubiese tantos japoneses"?

Pero esta vez no es sólo ella quien está en el ojo del huracán (aunque, pensándolo en perspectiva, esto es solo una noticia sabrosa, pero sin trascendencia para la humanidad). Esta vez involucró a su cónyuge en una polémica que -sin duda- tiene mucho mayor trascendencia para mujeres heterosexuales y hombres gays que para los amantes del fútbol.


Tras la publicación de las primeras fotografías del futbolista inglés para la multinacional de la moda Armani, surgió una serie de comentarios que ponían en duda la veracidad de su abultada entrepierna tras aquellos calzoncillos blancos (en la foto). Algunos insinuaron la utilización de PhotoShop y otros, más prácticos, defendieron la teoría "del calcetín", lo cual sería bastante poco elegante -por decir lo menos-, considerando la exhorbitante cantidad de dinero que le pagaron por esta publicidad.

Yo tengo mi propia teoría, pero la compartiré en otra oportunidad.

Así como está, creo que la foto vende por sí misma. Es obvio: ¡se trata de un comercial de ropa interior! ¿Quién pensaría en poner un modelo a quien no se le marque nada? Con o sin intervención, Beckham es una marca que se vende por sí misma y no necesita de polémicas extra para estar siempre presente en el colectivo de la moda, el deporte... y la belleza.

Lo que quiero comentar es mi sorpresa y diversión al saber que Victoria se pronunció al respecto, diciendo que "se siente orgullosa del ritmo sexual que tiene con David". Acto seguido, y sin decir "¡agua va!", se mandó unas declaraciones para el bronce: "Él está muy bien proporcionado. Se puede ver en las fotos. ¡La tiene como el tubo de escape de un camión!".

¡Cómo dice eso! (y ojo, que no es censura). Es sólo que, haciendo honor al funcionamiento de la mente humana, eso da para pensar... Así como si ella tuviera la necesidad de salir a defender al pobre David, para que no duden de su "virilidad" (lo cual es una soberana estupidez). Y, por último... ¿no tendrá una pequeña distorsión en las proporciones la señora Beckham? Porque si en verdad lo tiene como dice que lo tiene, ¡Dios la proteja!

Rodrigo

30 noviembre 2007

VIGOREXIA





OBSESIÓN POR EL GIMNASIO

La vigorexia se define como un trastorno sicológico que se manifiesta en la excesiva práctica de deporte y de rutinas en el gimnasio; todo con el fin de procurar la belleza y la ´perfección´ física.


Por Rodrigo Zavala M.



Actualmente, las enfermedades de orden sicológico están cada vez más presentes. Esto se debe a las exigencias de la vida diaria y al contexto sociocultural en el que las personas se desarollan. Desde esta perspectiva, es posible explicar la vigorexia (también conocida como "complejo de Adonis"), que surge producto de una sociedad competitiva donde el culto a la imagen es cada vez más importante.

La vigorexia fue diagnosticada por primera vez en Estados Unidos, a comienzo de la década de los 80, pero no fue sino hasta los años 90 cuando se dio con mayor fuerza en la sociedad occidental; en el último tiempo, se han multiplicado los casos diagnosticados por especialistas.

Este trastorno -generalmente- afecta a hombres que buscan tener un cuerpo tonificado a extremos a veces exagerados. Con el fin de lograr ese objetivo, se da paso a una sobreexigencia en las rutinas de ejercicio, sobre todo en los gimnasios, lugar donde los vigoréxicos pueden estar gran parte del día, sin descanso.

DESORDEN EMOCIONAL

La vigorexia se caracteriza por una necesidad cada vez mayor de hacer deporte y por la aparición de síntomas físicos (fatiga) y sicológicos (ansiedad). Las personas que la padecen sienten un impulso irresistible de seguir ejercitándose, incluso cuando están lesionados, cansados o deben cumplir con algunos compromisos familiares, laborales, etcétera.

En términos médicos, la vigorexia se califica como un desorden síquico-emocional que tiene relación con la percepción distorsionada de las características físicas, de modo similar a lo que sucede con la anorexia. Sin embargo, esta lógica se manifiesta de modo inverso: la persona afectada siempre se ve débil y nunca llega a estar conforme con el resultado de sus ejercicios.

PROBLEMAS FÍSICOS

Este trastorno causa problemas físicos y estéticos: hay una desproporción evidente entre cuerpo y cabeza, problemas óseos y articulares (debido al peso extra que tiene que soportar el esqueleto), falta de agilidad y acortamiento de músculos y tendones.

La vida de estas personas gira en torno al cuidado de su cuerpo; al mismo tiempo, la dieta se regula de forma minuciosa, se eliminan las grasas y se consumen proteínas o hidratos de carbono -en muchos casos, artificiales- en exceso, lo que lleva al hígado a desempeñar un trabajo extra.

Este desorden metabólico, por lo general, se une al consumo de esteroides y anabolizantes, con el fin de acelerar el crecimiento de los músculos. La ingesta de estas sustancias aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, lesiones hepáticas, disfunciones eréctiles y genera mayor propensión a padecer cáncer de próstata.

TRATAMIENTOS

En lo que se refiere al tratamiento, prácticamente no hay diferencias con la anorexia o la bulimia. Siempre se requiere de la ayuda de un especialista (sicólogo, siquiatra, nutricionista) que determine las causas internas que llevan a la persona a practicar ejercicio en exceso. Luego de eso, debe existir una regularización de la exigencia muscular y en la alimentación.

Los expertos coinciden en que el el principal riesgo para los afectados de vigorexia es la falta de control con la que hacen ejercicio. La persona que decide hacer deporte, debe tener una programación antes de entrar en el gimnasio, saber cuáles son los objetivos primordiales y el nivel con el que cada uno comienza la actividad; por lo mismo, se recomienda ponerse en manos de un entrenador.

Además, se insta a las personas a reconocer cuándo están en presencia de un cuadro vigoréxico. Es decir, consultar con un especialista frente a cualquier síntoma de alarma, como fatiga, cansancio o algún dolor muscular... no con un amigo o compañero de gimnasio.

13 noviembre 2007

¿Por qué no se callan?

La XVII Cumbre Iberoamericana ocurrió en Santiago y yo casi ni me entero, de no ser por las noticias en diarios, radios y diarios. La semana pasada -como nunca- hice sólo trayectos bajo tierra, en un Metro atestado de personas, y no tuve la oportunidad de ser testigo de vallas, protestas, contingente policial ni autos blindados.


A pesar de esta pseudo desconexión del mundo real, me interesé por algunos pormenores del encuentro: datos insípidos como el color de la ropa de la presidenta electa de Argentina, detalles del chilenísimo menú que se sirvieron en la cena de honor y uno que otro tema importante abordado entre los mandatarios.


Sin embargo, lo que más ha causado polémica no ocurrió sino hasta el final de la cumbre, justo en el día de clausura. Cuando todo parecía haber concluido bien, todos fuimos testigos del encuentro verbal entre el rey Juan Carlos de España y el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez.


"¿¡Por qué no te callas?!", dijo el monarca a Chávez, en una acalorada defensa a la honra de el ex jefe de Gobierno hispano, José María Aznar. La interrupción, por cierto, no calló las críticas del mandatario venezolano, pero sí generó tal nivel de impacto que hasta el día de hoy la frase da vueltas al mundo.


Todos estaban desconcertados: el Rey (aunque suene incríble, sí: aún existen) interrumpiendo a Rodríguez Zapatero con una visceral interpelación; un "personaje" como Chávez lanzando críticas obscecadas a cuanto personaje, forma de gobierno u opinón disidente se le cruce por delante; la presidenta Michelle Bachelet tratando de poner orden... y una sarta de mandatarios que poco o nada pudieron o quisieron decir.


La escena, repetida hasta el hartazgo como "el" momento peak de la semana, me hizo reflexionar sobre la calidad del debate cada vez que debemos confromnar opiniones. Muchas veces, no somos capaces de sustentar argumentos sólidos y caemos en la tentadora opción de apelar a descalificaciones personales o ataques directos. Generalmente, es más fácil criticar al otro (o sacar a relucir las debilidades de sus planteamientos) antes que potenciar la visión propia. Eso no es malo, siempre y cuando no se convierta en un vicio, como ocurre con muchos personajes de la política actual.


Los constantes arrebatos pueriles de Chávez no hacen más que confirmar que se deleita denostando las posiciones políticas-sociales-económicas de otros. Este mandatario va por la vida lanzando acusaciones y epítetos, y se ha olvidado siempre de mirar los conflictos internos de su administración y la aplicación de sus "democráticas" políticas. Da lo mismo si es el rey Juan Carlos o quienquiera que sea: lo que cuenta -para él- es la confrontación oprobiosa y, aveces, barata.


Pero esto no es un ataque a Chávez. Es -como decía- una crítica al debate mezquino y falto de ideas. No puede ser que el propio rey Juan Carlos, en un arrebato de patriotismo e ira, haga callar a un mandatario en medio de una sesión formal, pasando a llevar la labor de la presidenta como moderadora. No puede ser que el país y el mundo festine con algo que muestra nuestra poca tolerancia y respeto con el resto de los seres humanos (porque ni siquiera se trata de un trato especial por el cargo que cada uno ocupa en un determinado gobierno).


Hay que hacer más uso del razonamiento y del sentido común. Elaborar un buen argumento puede traer satsifacciones mucho más grandes que enlodar al contrincante. Tener respeto por las instancias de participación ciudadana y democrática es un ejercicio que puede traer muchos beneficios para todos nosotros, que desde el otro lado del televisor, esperamos pacientes a que haya diálogos y acuerdos para que muchas cosas mejoren.

Rodrigo

06 noviembre 2007

´Vuelta de carnero´ de la Iglesia católica

Al paso que voy, lo más probable es que "las altas esferas de la Iglesia católica" se pongan de acuerdo para censurar mi Blog; aunque me queda la esperanza de pensar que ya no estamos en aquellas épocas en las que se intentaba silenciar a los disidentes a través de la horca, la excomunión o la quema de libros. Por otra parte, dudo que algún representante de aquella Santa Entidad se dé el tiempo de leerme... o, mejor dicho, se dé el tiempor para salirse de su Santa Epistemia y tratar de comprender (o respetar) mis opiniones.

Ésta no es la primera vez que escribo con relación a temas de actualidad que atañen a la iglesia. Hace algún tiempo me referí a la anquilosada postura que tenía sobre las campañas que se hacían en Chile (y, por extensión, en el resto del mundo) sobre el correcto uso del condón. Para estar acorde con los tiempos en que tanto se habla de paridad, creo que es el tiempo de abordar esta polémica (un tanto artificial para mi gusto) desde otra perspectiva; y para eso, me aprovecharé de los "dimes-y-diretes" que ha provocado el asunto de la venta/no-venta de la Píldora del día después en las farmacias.

¡Ahora lo recuerdo! No se trata de la vena de la pastillita aquella, sino que de... ¿cómo dijeron los curas (e incluso el Papa, desde su sillón reluciente de oro, en El Vaticano)?... ¡OBJECIÓN DE CONCIENCIA! Uf... gran tema, sobre todo si se analiza desde la no-validez que tiene que la Iglesia intente imponer ese concepto como argumento para que los farmacéuticos que no quieren no vendan la píldora en sus locales.

Cuesta creer cómo una institución que ha podido sobrevivir a través de los siglos (con la consiguiente adquisición de experiencia y conocimiento que esto debiera suponer) siga "pisándose la cola" con temas como éste. No me sorprende que diga que la pastilla es abortiva y que su consumo atenta contra las Leyes de Dios y que blablablá. Personalmente, estoy convencido -mediante un trabajo de investigación personal y periodística- de que no atenta contra ningún ovocito-1 fecundado, así que no me inquieta ese tema...

Lo que me parece irrisorio y un poco hilarante (¿por qué no decirlo?) es que se apele a la objeción de conciencia (ODC). ¡Por Dios! ¿Y qué pasa, entonces, con aquellas mujeres que se desligan del pensamiento canónico y, haciendo uso de su libre albedrío SÍ quieren comprar el compueto, en cualquiere de sus presentaciones? Si pretenden que se entienda como "si estás a favor de la Iglesia, exige la ODC, pero si no... ¡eres un maldito pecador!" creo que están cayendo en un pozo oscuro a gran velocidad. No puede ser que se interpele a los fieles mediante una idea tan antojadiza.

Lo triste es que no se trata sólo de un hecho de evidente inconsecuencia (como cuando condenan la homosexualidad y algunos curas, en las oscuros recovecos de la lascivia, abusan de menores, pagan por servicios sexuales u ocultan sus erecciones bajo la inmaculada sotana negra). Estamos frente a un caso de oportunismo bastante "poco ético" (pongámonos a tono), donde, además, no se está respetando un derecho fundamental de las mujeres.

Cada día agradezco más a Dios que me haya dado la suficiente lucidez emocional y mental como para no pegarme a los preceptos dogmáticos de la Iglesia. Sólo así he podido estar tranquilo, sin contradicciones internas (ni externas) y feliz. ¿No se supone que es eso lo que buscan las religiones? Pues, señores, no se está cumpliendo el objetivo. Habrá que demandar por publicidad engañosa o notable abandono de deberes...

Rodrigo

(Foto: LatinStock)

25 octubre 2007

"La orientación sexual no es una elección"


Sin un afán de hacer "proselitismo sexual" (si puede llamarse de alguna manera), quiero comentar esta información que llega desde la lejana región de Toscana, en Italia. Se trata de una campaña institucional conta la discriminación sexual. La iniciativa está patrocinada por el Ministerio de Igualdad de Oportunidades de dicho país, y consta de la publicación de esta imagen en afiches y pstales de circulación nacional.

Me parece que el eslogan escogido ("la orientación sexual no es una elección") es muy decidor y decisivo. Muchas veces planteé lo mismo a familiares, amigos, colegas y demases en discusiones sobre la homosexualidad. No tan sólo estuve en desacuerdo en denominarla una "condición" (por lo que "orientación" me parece acertado), sino que -además- siempre pretendí que hubiese alguna instancia oficial para pregonarlo. Y si bien no es en Chile, situaciones como ésta, en un contexto de aldea global, puede reforzar ciertas luchas que se desatan en todas partes del mundo.

La fotografía y el concepto detrás de ella no me parece para nada escandaloso, como reclaman las facciones más conservadoras de Italia (y, seguramente, las de Chile y el resto del mundo). Un bebé que no tiene nombre (que es algo impuesto), pero sí una orientación sexual innata. Sin pretensiones de polemizar sobre el origen de la homosexualidad (porque estoy consciente de que hay muchas teorías comprobables y completamente lógicas), concuerdo plenamente con el responsable regional de la campaña, Agostino Fragai, quien ha señalado que "(la homosexualidad) no es un vicio, y por ello no tiene que ser condenada, ni marginada, ni perseguida".

En un mundo tan grande, tan pluralista y heterogéneo, todas las orientaciones deberían ser reconocidas y respetadas por sí mismas (y no en función de la diferencia que se hace con un referente suuestamente dominante o "mayoritario"). La homosexualidad es una de ellas y en la medida que se vaya viendo con naturalidad (y no con el alarmismo al que estamos acostumbrados, sobre todo en Chile), podemos construir una sociedad mejor que nos acepte a todos.

Rodrigo

19 octubre 2007

Elevemos el nivel: ¡Basta de Pamela Díaz y cía.!

En más de una ocasión he pensado "quiero escribir sobre esto". Los carabineros supuestamente dados de baja por homosexuales, la visita de la presidenta Bachelet a El Vaticano, la euforia colectiva que provoca un triunfo de la selección chilena de fútbol, etc. Y a pesar de mis ganas y mi intento por no olvidar aquellos temas que no anoto, no he podido expresar mi opinión a través de este sitio. No es que exista autocensura ni mucho menos; es, simplemente, que no he tenido tiempo ni ganas suficiente para sentarme tranquilo frente al computador...

Así como en el ámbito de la música me considero un personaje ecléctico, también lo soy a la hora de seleccionar los temas sobre los que opino. Me gusta mucho reflexionar sobre política, deportes, ciencia, moda, cine, sociedad, medicina, televisión... Sin embargo, debo reconocer que hay algunos hechos que me motivan mucho más que otro. Es una suerte de alergia que me provocan algunas cosas, cuyo picor sólo se alivia cuando me ´descargo´ a través de este medio. Eso fue -precisamente- lo que me ha pasado al ser testigo de la (mala) clase de televisión de la cual Chile es testigo en el último tiempo.



Acepto que me acusen de reiterativo en mis opiniones. Si mal no recuerdo, he escrito antes sobre el malestar que me provocan ciertas modelos-opinólogas y otro tipo de circunstancias televisivas... Pero los últimos ´round´ que me ha tocado presenciar en programas de farándula son vomitivos. ¡Qué bajo hemos llegado como sociedad! Tanto así, que casi nadie pareciera verse sorprendido -ni mucho menos molesto- al ver que dos mujeres sin profesión ni talento (Pamela Díaz y Daniela Campos) son capaces de lanzarse dardos remojados con eel veneno más barato: el veneno de la vulgaridad, de la simpleza y de la insensatez. Las personas que lo ven se ríen; los canales comentan; los diarios se aseguran portadas... ¿Y qué pasa con nosotros, aquéllos que nos avergonzamos de hechos como estos, que queremos ´patalear´, pero nada podemos hacer?


Encuentro una obscenidad que se le dé tanta pantalla a la señora Díaz. En algún momento se valoró que tuviera las agallas para decir lo que pensaba, y esta muchacha (que ni siquiera lo es tanto, como para poder justificar sus pueriles arrebatos) se cretó el cuento: comenzó a cobrar exorbitantes cifras por su ´trabajo´ y sacó a relucir lo más chabacano de su esencia: la vulgaridad en su máxima expresión. ¿Cómo eso puede darle ráting a un programa?, me pregunté (y aún no lo sigo haciendo). ¿A qué punto llega la estupidez de quienes la señalan como ´mujer de armas tomar´? Ella es, sencillamente, una mujer hedonista y disconforme con su cuerpo cuyo único talento (que no es menor) es ganar dinero a costa de los escándalos del peor nivel.
Antes hubiera escrito que ésta no era una crítica personalizada, pero esta vez quiero ponerle nombre y apellido. ¡Estoy tan avergonzado de que se le siga dandto trribuna ("ventana", "espacio") a esta señora...! Qué poco nos queremos los chilenos que seguimos aguantando que ella ocupe nuestro valioso tiempo con pachotadas de tan bajo estilo, gusto y sobriedad. La discusión que tuvo en pantalla -en vivo- con la ´modelo´ Daniella Campos fue digna del peor de los conventillos con viejas alcahuetas, sin educación ni respeto por la dignidad propia. Sus palabras, expresiones, ´argumentos´ y estrategias de ataque son de una bajeza indescriptible.

Me parece muy bien que se cancelen sus contratos, que le pidan que se retracte y que no se le abran nuevos espacios. Estoy harto de seguir viendo que se le dan oportunidades a gente de un nivel semejante. Las personas que hacen y ven televisión deben entender que existe un mínimo de calidad que debería exigirse en todo lo que se hace, sobre todo cuando es tan bien remunerado económicamente. No nos hace falta contar con este tipo de personajes para validar la libertad de expresión; porque acá no se trata de un problema de lo que dice esta señora, sino que de algo mucho más grave (por lo menos, desde mi punto de vista profesional, que solidariza con el gremio): su presencia, ruin, está desplazando los verdaderos aportes.

Ahora que me he descargado (probablemente, nadie esté de acuerdo conmigo), seguiré -en una próxima actualización- haciendo mi molestar contra estos ´personajes´ televisivos que tanto me molestan o decepcionan. La siguiente en la lista es, sin duda alguna, la señora Pamela Jiles, otrora respetable periodista y hoy convertida en un payaso deslavado y ambiguo que sólo se llena los bolsillos a costa de la vida personal de los famosillos y de trabajos simplistas.

Rodrigo

12 septiembre 2007

Un problema ´de forma´

"Se requiere de diálogo, no de presión; de ideas, no de violencia", precisó la presidenta Bachelet al analizar las manifestacioes del pasado 29 de agosto. No es la primera vez que se refiere en estos términos a la hora de los balances y, por lo mismo, muchos podrían criticar su actitud poco categórica. Los medios no tardaron en reproducir las voces de los organizadores, ávidas de reacciones inmediatas: ¡Que hable de medidas específicas! ¡Que no se vaya por la tangente!
Como seres humanos, tenemos el derecho de expresar lo que sentimos: si estamos contentos, gritamos de felicidad (y nadie puede acallarnos); si hay tisteza, el llanto fuerte y desgarrado puede ser un excelente medio de sanación. Y, por supuesto, si hay disconformidad social, lo más normal del mundo es salir a manifestarse. ¡Claro!, porque estamos en una nación que se autodenomina democrática, donde uno de los pilares para el funcionamiento del Estado es el bienestar de la ciudadanía.

Pero ¿qué pasa cuando en ese legítimo afán se pierde el sentido prístino, sepulatdo bajo un manto de violencia y bandalismo inusitado? ¿Hasta dónde el ciudadano común está consciente de que la práctica democrática consiste, justamente, en la lucha de ideas con fundamento y no en una batalla campal donde sólo tiene cabida el más fuerte, cual si estuviéramos regidos por la Ley de la Selva?


Ver las noticias es en mí una costumbre y, a la vez, un placer. No obstante, ayer me sentí sobrepasado (narcotizado) por la plétora de informaciones que destacaban como ´EL hecho del día´ los actos de violencia desmedida ocurridos en el centro de Santiago. ¿Y qué pasa con el fondo de todo esto? ¿Dónde están los profesionales y las personas que evalúan responsablemente qué se demanda y qué se exige? ¿No se dan cuenta, acaso, que con este tipo de protestas pierde fuerza todo acto que podría significar la reivindicación de las masas organizadas?


Es una lástima que haya este tipo de cultura ciudadana en Chile. Lamentablemente, en nuestro país no se entiende el derecho masivo a expresión si no está ligado con manifestaciones físicas de violencia. Somos ignorantes a la hora de protestar: o nos quedamos sumidos en una pasividad aterradora o salimos a las calles a quemar neumáticos, lanzar artefactos incendiarios y a romper todo lo que esté al alcance. ¡Las épocas donde las hordas con antorcha en mano eran justificadas como método válido (y respetable) de manifestarse ya están obsoletas!


Escribir en tercera-persona-plural no es producto de un capricho. Me siento parte del pueblo chileno; obedezco a su idiosincrasia, aunque no siempre esté de acuerdo con algunos de sus aspectos. Desconocer el modo en que nosotros mismos actuamos sería una suerte de traición a la sangre. Por lo mismo, me duele y me molesta profundamente que actitudes bandálicas como las de ayer nos pongan una etiqueta (interna y también internacional) de un país que no puede resolver sus conflictos de manera civilizada.


Quizás, la sangre de los aguerridos araucanos que se opusieron a la conquista española (cuyos ecos de cultrún se oyen hasta hoy) sea un rasgo que aflora en estos escenarios. Curiosa relación, si se piensa que en Chile no son muchos los que reconocen esta ascendencia indígena (¡¿mapuche... yo?!). Si no, ¿por qué los argentinos, por ejemplo, son capaces de protestar de modo pacífico cuando hay grandes conflictos sociales? He visto con admiración las marchas del silencio, los cacerolazos, las huelgas de manos alzadas... Ellos son capaces de caminar cuadras, de llegar al Palacio de gobierno y levanatr sus pancartas. Quizás sea mi corta edad, pero en este país -mi país- nunca he visto nada similar. ¿Es una cuestión de raza? ¿Pasará en Chile alguna vez? Espero estar vivo y lúcido para descubrirlo.
Rodrigo.
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Columna de opinión publicada en www.elincendio.cl (la escribí el 30 de agosto).

06 septiembre 2007

Infidelidad

Siempre surgen situaciones que, por aquello que llaman "asociación libre", me hacen pensar en ciertos temas. Hoy leí algo y pensé en la infidelidad, pero no en el sentido amplio de la palabra. No me voy a referir a las traiciones que se dan -por ejemplo- en la politica (anoche vi cómo -casi- lloraba Pablo Longueira), sino que a las relacionadas con las relaciones amorosas.

¿Qué es ser infiel? ¿Pensar en otro? ¿Enamorarse de otro? ¿Acceder físicamente a otro (sin sentimiento)? ¿Escribirle una carta a otro? Por más que lo pienso, no logro encontrar una respuesta certera para esas preguntas. Siempre pensé que la primera persona a quien se le debe ser fiel es a uno mismo... pero las relaciones son de a dos, así que eso me limitaría mucho para relacionarme con las personas.

Independientemente de mi situación ´marital´ actual, pienso así: un beso es infidelidad, pero un acercamiento sexual no. Quizás es porque, como las putas, considero que lo sagrado no es lo que se dá sólo por placer (cuerpo), sino aquello que denota una emoción mucho más profunda. Un ósculo, por ejemplo. Muchos han criticado mi postura y han dicho que es sólo una excusa barata para poder acostarme con más personas y no sentirme mal por mi desvergüenza. Yo, sin embargo, lo reafirmo cada vez que alguien me pregunta.

Yo he sido infiel, aunque no siempre lo haya reconocido. En alguas oportunidades me dejé llevar por el impulso y en otras fue una acción completamente consciente. Y a pesar de que puedo hacer esa distinción, no soy capaz de definir qué es lo que llamo infidelidad. ¿Será esa culpa que sentimos cuando sabemos que hay algo que ´no deberíamos hacer´? Si no hay sentimiento de culpa, ¿significa que la infidelidad es menor o está justificada? Por lo menos, eso es lo que me ha pasado a mí.

Pero ¿en algún caso están justificadas las infidelidades? ¿Qué pasa cuando una pareja tiene problemas y opta por el amor o el sexo con otroa? ¿Qué ocurre con aquellos que no se atreven a poner fin a una relación y prefieren seguir viviendo en un mundo ficticio o maquillado para no hacer daño o sufrir? Lo lógico sería que, en caso de que ´algo´ no esté funcionando, se conversen las cosas, para buscar soluciones. ¿Y si no las hay? ¿No es mejor terminar todo y tener contactos ´con todas la de la ley´ (soltero con soltero)?

¿Hay alguien que no sea infiel o no lo haya sido alguna vez? Creo que no. Todos en algún momento de nuestra vida hemos caído frente a la tentación de hacer algo prohibido, aunque no necesariamente estemos inspirados por el placer en sí, sino que por la adrenalina que produce. La curiosidad es un acto (un derecho y un deber) humano y no podemos ignorarla. Si sentimos el llamado de las hormonas y del corazón, ¿hasta qué punto hacerle caso?

¿Cuál es el ´remedio´ contra la infidelidad? ¿El amor? Personalmente, pienso que sí. Sólo cuando existe la real convicción de que no necesitamos porbar más (porque lo hemos probado antes), podemos estar seguros de que hay menos posibilidades de ser infiel. En las relaciones de pareja, un buen antídoto podría ser -también- llevar una vida que rompa con la monotonía. Supongo que nos acostumbramos a cierto ritmo y, de vez en cuando, nos sentimos propensos a querer quebrarla.

La infidelidad es un tema del que debería hablarse más en las parejas. No en un afán de buscar culpables o quemar en la hoguers a quienes nos han deshonrado en el amor que decían sentir. No. Se trata de un ejercicio muy útil para ´tantear el terreno´ y así saber cómo actuar frente a las distintas experiencias que la vida vaya poniendo. No quiero decir con esto que en las relaciones vaya a existir, necesariamente, un quiebre por culpa de una traición de este tipo. Sólo digo que es bueno hablarlo. Porque está claro que mientras más se escondan las cosas, más tentados a experimentarlas nos sentimos.

Yo no condeno la infideliad por sí misma. Cada quién sabe por qué lo hace y en qué momento. Lo que sí me molesta (y esto obedece a lo poco tolerante que suelo ser a veces) son los discursos inconsecuentes; aquellas personas que predican una vida de castidad y pureza absoluta, condenando con las penas del infierno a quienes ´han caido en tentación´... pero que en más de una ocasión han tenido sus deslices... Si hay un tejado de vidrio que puede destruirnos buena parte del cuerpo, lo mejor en estos casos es quedarse bien callados.

Rodrigo
(foto: LatinStock)

03 septiembre 2007

Mis amigos

Mis amigos son mucho más que personas con quien puedo escribirme 100 mails en menos de un día. Por muy anecdótico que parezca ese dato, no es lo que más valoro de ellos.

Pero ¿quiénes son realmente mis amigos? Porque todo el mundo siempre se refiere con palabras bonitas (o ´de cortesía´) a las personas que nos simpatizan, que nos caen bien o nos gustan por algo especial. Y de ese gran conjunto, a la hora del recuento final siempre nos damos cuenta de que la amistad a veces se prostituye en pos del contacto rápido o de la lucha de egos en páginas de diaria retroalimentación. ¿Cuántas veces, por ejemplo, no hemos leído "Hola amigo... pasaba por acá y te dejé un saludo..."?

Mis amigos son pocos. Son aquéllos que, de una u otra manera, han ido creciendo conmigos, superando etapas. Son quienes me han visto reír, llorar, caerme y levantarme. Mis amigos son todos aquellos con quien puedo confiar. Todos aquellos que, a la vez, se interesan por las cosas que me pasan. Mis amigos me tienen confianza. Me cunentan sus cosas y esperan con interés saber lo que pienso al respecto. Son todos aquellos que "se la juegan" cuando los necesito. Todos aquellos que están ahí cuando los llamo. Mis amigos me conocen: saben qué me gusta y lo que no. Conocen mi pasado, respetan mi presente y anhelan un buen futuro. Mis amigos son más que simples aliados: son cómplices, hermanos... mi familia elegida.


El pasado fin de semana viajé a La Serena, junto a dos inseparables amigas: Andreíta y Lobos. Nunca habíamos tenido la oportunidad de hacer este tipo de cosas. ¿El motivo de tal travesía?: el cumpleaños de Loreto, amiga entrañable de la U, que por diversos motivos se fue a trabajar a esos lares. Ella nos invitó a su fiesta y nosotros accedimos gustosos. No era por el glamour del evento ni tampoco por conocer a las más de 100 personas que allí se congregaron. No lo hicimos para lucirnos ni para quedar bien con ella. No. Cada uno de nosotros sintió muy dentro de sí un llamado especial que decía "acompaña a la Toto en este momento". Así fue como tomamos nuestros bártulos y emprendimos rumbo a la tierra de las papayas.

Llegamos como una delegación (en representación de todos los que sintieron como nosotros, pero por diversos motivos no pudieron acompañarno). Sentimos inmediatamente el calor y el agradecimiento de nuestra amiga. Una sonrisa, una palabra de felicidad, un abrazo... todo sirvió para demostrar que los lazos estrán siempre; no importa el tiempo y la distancia: lo que se ha formado entre nosotros, los verdaderos amigos, se mantendrá firme. Yo sentí eso apenas pude ver a la Loreto, quien, entre tantas cosas que debía organizar, se dio el tiempo para compartir con nosotros.


Fue una instancia especial. Me sentí bien, aliviado y feliz (a pesar de que echaba de menos a mi novio). En un escenario distinto (otra ciudad, otras gentes...) estábamos 3 personajes viñamarinos haciendo feliz a una de nuestras amigas. Y eso se sintió. Me gustó que fuéramos capaces de aperrar y decirnos cuánto nos queremos y nos apoyamos mutuamente. Me gustó sentir que el cansancio del viaje había valido la pena sólo para decir un "feliz cumpleaños" personalmente. Me gustó sentir la confianza, las risas... todo.

Fue una bonita experiencia que me llenó de energías. La sensación que tuve fue en extremo placentera y me dio el impulso para sentirme satisfecho por las elecciones que he hecho en mi vida. No es que no lo haya reconocido antes, pero ¡hay que ver que tengo buenos amigos! Y ojo, que esto que escribo ahora es sólo un caso particular. En esta opiortunidad, fueron Andrea, Carola y Toto las que me inspiraron... pero agradezco a la vida la posibilidad de contar con un par de personas más que, leyendo esto, van a poder sentirse parte de lo que describo. Para ellos, un abrazo grande, lleno del más inmenso amor que tengo para ustedes.

Rodrigo

28 agosto 2007

Returns


Estuve de "vacaciones" con mi familia: bacalao y Libertyberto. Lo pasamos re-bien, a pesar de que no todo resultó como habíamos planeado; pero no importa... al final, estuvimos juntos y pudimos convivir día y noche.

Libertyberto a veces se porta mal y quiere matarme para quedarse con la herencia... Pero yo lo amedrento y hago como si me lo fuera a comer... je je. En relidad, prefiero no comérmelo a él (obvio).

Abrazos. Tengo muchos temas para actualizar. Los iré ordenando y redactaré muy, muy, pronto.

Rodrigo.

08 agosto 2007

Ahogados en un mar de billetes

"(...) He aquí mi secreto, que no puede ser más simple :
Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos.
-Lo esencial es invisible para los ojos, repitió El Principito para acordarse.
-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.
-Es el tiempo que yo he perdido con ella..., repitió El Principito para recordarlo.
-Los hombres han olvidado esta verdad, dijo el zorro..., pero tú no debes olvidarla..."
(Antoine de Saint Exupèry, en El Principito)
Ayer iba en un móvil, a una entrevista. El auto se metió por unas calles cuyo tránsito era realmente infernal: taco, bocinas, humo, una desordenado mosaico de luces rojas por todos lados, cansancio y rabia en la cara de los conductores...

Como mi cita era en el ´barrio alto´ de Santiago tuve que emprender el rumbo entre grandes edificios de oficinas casi transparentes, entre parques amplios con gente haciendo jogging, entre monstruosas camionetas 4x4 conducidas por mujeres rubias que hablaban por celular... El cuadro me pareció casi una caricatura de ´lo que hacen los ricos´.

Pero eso es parte de la vida social y la diferencia que se ha generado producto de muchos factores (desigualdad en la distribución de los ingresos, falta de oportunidades, inamovilidad en los puestos gerenciales, etc.). He sido parte de todo eso desde que soy capaz de comprender la lógica en la que funciona el mundo que me rodea.

Avanzaba lentamente -muy lentamente- y tuve el tiempo para ver por varios minutos los carteles que anunciaban nuevas construcciones, "aún más lujosas": "Compre un departamento aquí y sepa lo que es vivir bien"; "Nueva etapa, más grande y con mejor vista...", etc. Mientras leía aquello, en la radio no paraban las tandas comerciales: "Pida un préstamo o un crédito de consumo, sin UF...", "Ahora estoy mejor, porque el banco No Sé Cuánto me prestó el dinero que necesitaba..."
Me recorrió una suerte de fastidio-lástima-decepción.inquietud en ese momento... Sentí que no puede ser que toda nuestra vida (y, más aún, el concepto de felicidad) esté inexorablemente ligado a la cantidad de plata con la que se cuenta. Todo gira en torno a la plata, a la "posibilidad de tener más lujo". La publicidad está atiborrada de personajes que nos instan a consumir, a pedir plata prestada; en definitiva, a-ser-felices.

Parelelamente, me imaginaba en una isla del Archipiélago de Chiloé o en alguna cabaña perdida en un bosque de alerces. Traté de imaginar cómo sería mi vida en esas condiciones. Me pregunté si podría ser feliz preocupándome sólo por la crecida de un lago aledaño, de la subida de la marea, de la compra de los víveres para el mes. Quise ponerme a prueba: ¿podría ser feliz alejado de este mundo que a veces -a veces- me fastidia tanto?


Mi cuadro onírico -por cierto- estaba marcado por la presencia incondicional de quien me acompaña en todas las aventuras de la vida. Esa persona con quien nos escogimos para forjar un presente y un futuro juntos. No sé si estoy preparado para ser un anacoreta disfrutando de las delicias del sur de Chile... pero quizás sí para aprender a concebir la felicidad de un modo más íntimo... de un modo en donde las cosas realmente importantes son las que alimentan el alma y no los bolsillos.

Quizás deberíamos hacer un esfuerzo por sacar a flote aquella máxima que tan bien nos enseñaba El Principito: "Lo esencial es invisible para los ojos". De pronto, no cuesta tanto darse cuenta de que, a pesar de que estamos sumidos en un mundo capitalista y de libre mercado, necesitamos un respiro dentro de la Gran Ciudad.

(Llegué una hora tarde a la entrevista, pero la experiencia me dio material e inspiración para mi actualización de hoy).

Rodrigo

(Fotos: LatinStock)

03 agosto 2007

El VIH/Sida y la Iglesia


Hace un par de días fue lanzada oficialmente la IX Campaña nacional de Prevención del Sida, patrocinada por el Ministerio de Salud (Minsal), AsoSida y Vivo Positivo. Se trata de una serie de sopts radiales y audiovisuales, tal como se ha hecho en ocasiones anteriores (la única diferencia es que, esta vez, no hay propaganda en la vía pública). En esa ocasión, el eslogan esocigido para hacer frente a esta grave situación de contagio en Chile es "YO DECIDO, Y ME CUIDO SIEMPRE".
En general, se trata de spots donde aparecen imágenes cotidianas de gente joven, conversando de manera directa sobre el VIH/Sida. El lenguaje es directo y el mensaje mucho más: usa condón. Como era de esperarse (porque el asunto hay que abordarlo también desde su génesis y no solamente a partir del acto sexual), también hay alusiones a la pareja única y a la abstinencia. ¡Bien por eso!

Si los jóvenes no son conscientes de lo que puede ocurrir si tienen relaciones sexuales sin protección con una pareja no-estable, es labor del Estado estar constantemente advirtiéndole, aunque se le acuse de ser un Padre Controlador (o un ´monstruo´, cual Leviatán). Ya sabemos que estamos acostumbrados a que alguien vele por nosotros. Somos cómodos y, muchas veces, con poca motivación propia a la hora de actuar (o, en este caso, "de no actuar" irresponsablemente).

Hasta acá, todo bien. Sin embargo, ya salió a ´dar la pelea´ la incorruptible (?) Iglesia católica, oponiéndose a la camñana y a todo lo relacionado con el uso del condón para evitar el contagio de Enfermedades de Trasmisión Sexual (ETS) y los embarazos no deseados -pero esto es harina de otro costal-. Por ejemplo, Canal 13 y Mega (dos medios abiertamente considerados ´conservadores´ y ligados a la Religión) no pasarán los spots. ¿Exceso de radicalismo -o influencia celestial- o poca consciencia social?

El obispo auxiliar de Santiago, y presidente de la Comisión Nacional de Bioética de la Conferencia Episcopal, Fernando Chomalí, señaló que insistir en el uso del condón "es ineficaz (1), contraproducente (2) y éticamente reprobable (3). El gobierno pone más confianza en un pedazo de látex que en el cambio de conducta de los jóvenes (4) y abdica de su tarea formativa. Es triste que se les diga a los jóvenes que tienen que protegerse los unos de los otros (5). La desconfianza no es la forma de generar conductas positivas, sino que el reconocimiento del valor y la dignidad de la persona humana (6)", criticó.
Frente a eso, reflexiono:

(1) ¿Ineficaz? ¿Qué quiere decir con esto? ¿Que el condón no sirve para evitar el contacto de los fluidos genitales? Si eso quiso decir, me parece una opinión en exceso ignorante. Todos los que trabajamos en escenarios donde debemos hacer investigación sobre los anticonceptivos de este tipo, sabemos que es el método más seguro y que, estadísticamente hablando, es absolutamente eficaz para prevenir el contagio del VIH/Sida.


(2) ¿Contraproducente? ¿Qué efectos podría tener en una persona el uso del preservativo? ¿No es, acaso, más contraproducente que la Iglesia siga oponiéndose tan férreamente a situaciones que, a vista de todas las personas relativamente conscientes, estan ocurriendo día tras día?


(3) Esto de hablar de conductas "éticamente reprobables" me causa mucha gracia. De partida, porque la ética es un asunto de cada quien -nadie puede imponer los preceptos, sobre todo cuando se habla de sexualidad- y, segundo, porque... ¿¡Con qué cara la Iglesia nos habla de ética!? Basta tan solo con recordar todas las obscenidades que ha cometido a lo largo de la historia, y en el último tiempo (nuestro tiempo. Porque, ¿para qué hablar de la Inquisición? ¿No es eso muy añejo?): curas pedófilos, acusados de abusos deshonestos, sacerdotes que lucran con la fe... Siempre he considerado que el ´tejado de vidrio´ es un excelente argumento para quedarse callado.

(4) No sé si habría que ser tan pretencioso a la hora de esperar un cambio de conducta. Cada uno cuenta con la información necesaria para saber qué pasa si se usa o no el condón. Además, no son cosas excluyentes: usar ´un pedazo de látex´ y propiciar otros valores pueden ser perfectamente realizados en paralelo.
(5) y (6) Y es triste que los curas no sean capaces de abogar por la dignidad e integrdidad de las personas. ¿Cómo pueden saber ellos qué es lo que está pasando? ¿Van a fiestas? ¿Conocen a gente por Internet? ¡Si ni siquiera tienen sexo! (o, por lo menos, no deberían). ¿Por qué hablan de algo a lo que sólo se acercan ´en teoría´? Lamentablemente, el tema de la desconfianza es un factor a la hora de mantener relaciones sexuales con un(a) desconocido(a). ¿O quieren que, en esa instancia, comience el diálogo, para fomentar el amor, la familia y los valores supremos? ¡Por favor!, hay que ser prácticos y realistas si queremos que las personas no se contagien.

Esto no es un ataque contra la Iglesia. Simplemente, me desahogo, porque me provoca anta indignación que salgan los curas hablando "en nombre de la Iglesia y de lo que es moralmente correcto" de asuntos que no les incumben. Aunque lo nieguen, ellos (la Institución, en general) no puede pretender forzar la conducta de las personas. No deberían ser tan "catolicéntricos" y pretender que todos están pendientes de sus dogmas. Cada quien tiene el derecho y la libertad (dada, oh, por el mismo Dios cuando nos premió con el libre albderío) de actuar de acuerdo con lo que estime conveniente. Después de todo, "yo decidio, y me cuido siempre...".

Rodrigo
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Imágenes ocupadas en este texto:

(1) Hombre y escorpión: parte de una campaña en Francia.
(2) Serpiente y condón: parte de una campaña en China.
(3) Parte de una campaña chilena pasada (más suaves que las anteriores)

25 julio 2007

Los excesos de la Rojita


Lo reconozco: sé muy poco (o casi nada) de fútbol. A veces veo algún partido más o menos importante y me entretengo, pero no me interesa jugarlo, conocer a los jugadores, las técnicas de ataque, ni nada de eso. Pero ¿cómo mantenerme al margen en este último mes? Estudios realizados a los noticiarios de televisión, incluso, comprobaron que más de el 40% del tiempo-espacio estuvo dedicado a la selección chilena (la oficial, en Venezuela, y la "Rojita", en Canadá). Casi la mitad en... ¡puro fútbol!

Pero eso es algo que siempre ha sucedido en nuestro país: las personas se alimentan de las ilusiones que un grupo de hombres puede generar corriendo detrás de una pelota. A pesar de los fracasos, de las rabias, de los goles en contra... siempre está la ilusión de que "esta vez sí...". ¿De qué otro modo se explica, entonces, el alto ráting de cada partido de Chile en estos mundiales? Y las portadas de diarios, y la persecución en los programas de farándula, y las invitaciones de La Moneda: ¡toda una revolución!




Me impresiona la capacidad de las personas/fanáticos para agararrse de la selección como elemento cohesionador. "Somos todos chilenos"; "ganamos"; "jugamos bien": todas éstas son expresiones en las que se advierte el alto nivel de involucramiento en un juego donde -en la práctica- son sólo 11 (más los de recambio) los que tienen la obligación de hacer un buen partido cada vez que salen a la cancha. Cuando juega la selección, se olvidan las diferencias políticas, sociales, deportivas... La "masa" se convierte en el mayor aliado para que estos muchachos se sientan apoyados ciento por ciento.

No me gusta el fútbol, pero a veces me detengo a diseccionar este fenómeno que, efectivamente, mueve a las masas de manera casi autómata. Tampoco me parece mal que haya personas que se sientan contentas con los triunfos; mal que mal, cada uno tiene suficientes problemas y, en este sentido, es un derecho inherente de los chilenos vibrar con cada hazaña deportiva. Sin embargo, hay un par de situaciones que me preocupan y, peor aún, me hacen desmarcarme cada vez más de este fenómeno del que he tenido que ser testigo obligado diariamente...

Lo primero, tiene que ver con el nivel inusitado de fanatismo que genera un equipo deportivo. Hoy estuve leyendo las noticias y me pareció que la recepción en el aueropuerto de la "Rojita" fue desmesurada. No porque haya habido desmanes, sino por el marco de público y la sobre-relevancia que se le dio al asunto: canales con móviles en directo, despachos a modo de "extra", noteros, periodistas apostados, fanáticas, fanáticos, madres con sus niños en brazo para ser "bendecidos" por un beso de los jugadores. Falto el orefeón de Carabineros tocando la marcha Radetzky y hubiese sido la llegada más aopteósica del último tiempo.

Creo que todo está sobredimensionado. Pensé que cabía la posibilidad de que se tratara de gente que por casualidad pasaba por el aeropuerto y se hizo un tiempo para ver a los jugadores de su selección; pero no: cuando fueron a La Moneda, el caos fue similar: miles de personas vitoreando el nombre de los nuevos dioses del olimpo, jovencitas desmayándose, abuelitas atesorando medallitas con sus rostros, vendedores ´haciéndose la América´ con sus póster a todo color. Desde el balcón, los deportistas -probablemente- no entendían nada: ¿los amaban por el tercer lugar? ¿Los apoyan por el incidente con la policía de Canadá? ¿Son los nuevos ídolos? ¿Es porque están al lado de la Presidenta?




He aquí el lado -a mi modo de ver- ´peligroso´ del asunto. Estos muchachos, jóvenes e inexpertos, deben tomarse con suma cautela todo esto que les está pasando. No deben dejarse llevar por la vorágine mediática que los persigue como aves carroñeras. Deben mantener la altura de miras suficiente como para darse cuenta de que su trabajo (excesivamente bien remunerado) es jugar al fútbol. Y nada más. Veo con tristeza y un poco de miedo cómo se han dedicado a dar entrevistas a los medios, a los programas de farándula... Veo cómo se han dado el tiempo para jugar a ser ídolos de multitudes, en actos que trascienden lo deportivo: cobrar por ir a programas, por ventilar la vida privada, por una exclusiva...

Como hay una gran cantidad de jugadores que vienen de familias humildes, donde el dinero no es un bien abundante, esta sensación de efímera fama y poder económico puede ser una muy mala consejera. Estamos hablando de jóvenes que no tienen la preparación suficiente como para administrar de manera coherente los millones de pesos que reciben; se trata de jugadores que no tienen la suficiente educación o instrucción como para hablar ´de corrido´ en una entrevista o de leer una carta escrita por Michelle Bachelet...

... ¡Qué vergüenza sentí cuando uno de los jugadores (no sabría decir cuál) reprodujo oralmente para sus compañeros la misiva de la Presidenta! No puedo sentirme representado, como chileno, por alguien con semejante (des)nivel. Y no estoy haciendo discriminación social ni nada. Siento que son cosas que van por carriles independientes: el que quiere superarse, lo hace y se instruye. El que no, sólo se dedica a jugar a la pelota, colgarse medallas, levantar las manos a sus fans, comprarse fastuosos autos último modelo y a vivir el minuto de fama...

Lo malo es que esos 15 minutos se van rápido. El pueblo chileno tiene la arraigada costumbre de sepultar a los rostros cuando pasan de moda o no siguen rindiendo como se esperaba. ¿Qué pasará entonces? ¿Habrá que vender el convertible y cobrar más por las entrevistas? ¿Habrá que ir a una discoteca, meterse con una modelo o hacer un escándalo para figurar en la portada de los diarios? Chicos... ¡calma!

Rodrigo

(Fotos: Cdoc)

18 julio 2007

Un poco de humor político en caricaturas

I.- DOBLE DISCURSO
Encuentro genial esta parodia a la Democracia Cristiana. Después de todo, muchas veces hemos sentido que hay cierto ´olorcillo´ a planteamientos derechistas en algunas declaraciones de personeros DC; y más que en lo que dicen, en el modo de actuar (individualmente o en coalición). ¡Muchachos, reaccionen en el congreso como para no parecer una falange más del grupo opositor al Gobierno!



II.- JUSTICIA CIEGA

Una crítica directa al mal accionar del Poder Judicial y a la plétora de jueces corruptos que se mandan tremendos errores (´cagazos´) al actuar con el "rigor de la Ley", pero sin una pizca de sentido común. Uno de los casos emblemáticos es el de la señora magistrada que consideró que "no era un peligro público" el personaje que usó a una mujer como ´escudo humano´ y que -posteriormente- dio una identidad falsa (la de su hermano) en el Tribunal. ¡Plop!

III.- ASILO

¿Tan especial se cree este señor, ex uniformado, que piensa que puede vulnerar los dictámenes judiciales? Declararse en rebeldía es una falta grave a la soberanía de un Poder del Estado, sobre todo cuando se ha comprobado la culpabilidad en los delitos por los que se le ha condenado a Iturriaga. Qué desconsuelo esuchar las declaraciones de otros ex uniformados que le "encuentran toda la razón, y que en su caso hubiesen hecho lo mismo". ¿Dónde andará Iturriaga Neumann?

IV.- ¿PRÓXIMO ESLÓGAN?

Ja ja ja... Este simple chiste no deja de ser un buen eslógan para posibles candidaturas políticas, ¿no? "Los que quieran votar (chilenos residentes en el extranjero), ¡que viajen en Lan!". Esto pone sobre relieve la actual controversia que se ha generado por el dictamen del SVS a Sebastián Piñera: ¿político en pro del pueblo o empresario con mentalidad de... ¡empresario!?


*****

He encontrado estos chistes, de Mico, en La Nación on-line. Los encontré muy gracioso, por lo que seleccioné los que más me hicieron reír. En próximas actualizaciones pondré más... no sólo de política, sino que de una serie de hechos contingentes que DEBEMOS TOMAR CON HUMOR (si no, estamos cagados...).

Rodrigo

12 julio 2007

"Sucede que me canso de reír..."

"Sucede que me estoy quedando triste;
sucede que me canso de reír.
Nada nuevo veo en las mañanas
ni en tus ojos de ayer...
Y sigo caminando calendarios;
sigo dando vuelta en un reloj.
Todo se detiene en un suspiro
que huye alado el eco de la voz..."

("Vuelta y vuelta", Congreso)


Estos días en los que he estado sintiéndome mal -enfermo- he tenido tiempo para pensar sobre el verdadero hecho que significa "vivir solo" y cuándo el verbo de esa expresión de dos palabras se cambia por ESTAR. Dicen que sólo recién cuando se quiebra el habitual curso de la vida (lo normal, lo esperado...) nos damos cuenta de las cosas que realmente nos preocupan, porque somos capaces de ponerlas en perspectiva y en oposición.

Siempre repito una frase que alguna vez esuché o leí (no sé dónde ni cuándo): "Sentirse solo y estarlo -efectivamente-, está bien... pero sentirse solo y no estarlo es mucho peor". No es que quiera victimizarme ni que necesite las palmadas en la espalda de la gente que me rodea día a día. Mal que mal, el curso de mi vida, hasta ahora, lo he manejado yo, consciente de mis actos. No me siento arrepentido ni mucho menos conflictuado con la sensación bastante desagradable de saber que no se puede contar con muchas personas en este mundo.

Yo elegí estudiar y encontrar un trabajo que me satisfaciera una vez terminada la universidad. Yo quise venirme a Santiago, a vivir solo. Yo permití que mi corazón se involucrara sentimentalmente con una persona que está lejos: de todo eso (y mucho más, claro) me declaro culpable. Es más, me siento orgulloso de haber logrado lo (poco) que tengo hasta ahora. Y desde el primer momento estuve consciente de que esta elección implicaba, por cierto, la posibilidad real de tener que valerme por mí mismo, en todo sentido.

Siento que uno no es capaz de dimensionar esto último hasta que no toma la decisión de irse de la casa de sus padres. Mientras uno esté bajo su mismo techo, no es posible comprobar tan intensamente cuán complicado es ser responsable de uno mismo. Qué sencillo me resultaba llegar a la casa y encontrar un plato servido o, en el "peor" de los casos, un sándwich de jamón con queso preparado. Qué agradable saber que no importaba que saliera atrasado y dejara mi cama desecha, pues sabía que (aunque yo le recomendara que no), alguien en la casa la iba a hacer.

Por lo menos, eso es lo que me pasaba a mí. Siempre hubo alguien que me atendió, me recibió con una sonrisa o me preguntaba, aunque fuera vagamente, cómo había estado mi día. Y qué decir de los episodios de debilidad de salud: cuando estaba enfermo, con fiebre, cuando me dolía la cabeza, el estómago, las muelas, los ojos... ¡Para todo una respuesta! (o un gesto bien intencionado por, lo menos).

En estos días estuve con fiebre, con dolor de estómago, con dolor de oídos (reconozco que por irresponsabilidades también). Y estuve solo. Nadie estuvo para cuidarme, a pesar de que siempre (me) digo que soy grande, independiente, y no necesito de una mano benévola que me tape o me dé las cápsulas que debo tomar. Pero me sentí solo, triste, abatido... no sólo por el malestar general que causa sentirse inhabilitado en una cama, sino porque -quizás más que nunca- quise acurrucarme en los brazos de alguien que no está, que ya no existe.

Y me he dado cuenta de que, aunque suene frío o doloroso, en casos puntuales, reales y concretos, todos los ánimos del mundo no son del todo satisfactorios si no son ofrecidos en el acto, cara a cara. Es alentador, claro, pero no sirve para sanar el cuerpo y el alma cuando estamos necesitados de algo (en este caso, de salud... ¿o compañía?). Agradecí que mi novio estuviera constantemente llamándome, preocupándose, pero lo extrañé y lo necesité acá. Imaginé que mi madre, desde la tranquilidad de su cama, estaba despierta, en vela, atenta a cómo me sentía. Quise ser niño y despreocuparme de mi realidad de enfermo, para que me cudiaran...

Pero estoy solo. Solo vine al mundo y así estaré por largo tiempo. No es que me disguste del todo; es entrtenido, sano, útil, incluso, llegar sin que nadie me dirija la palabra... pero a veces lo quiero. Y cuando no lo tengo, me pongo medio melancólico y triste. Triste, además, porque considero que estoy en una etapa de la vida en la que, afortunadamente, estoy preparado para (con)vivir con alguien: un amigo, un compañero de trabajo, mi familia... mi novio.

Espero no enfermarme tan seguido, para no tener que lidiar con estas sensaciones. Sé que tengo un esmísmar (con sus propios conflictos, los que -claro- tratamos de solucionar juntos en la medida de lo posible), una familia que se preocupa y una vida con sorpresas por delante. Sé que amo, que me aman y que esto no se agota. Eso, por lo menos, me hace sentirme feliz a pesar de cualquier bajón.

Rodrigo
(Foto: LatinStock)

04 julio 2007

COMUNICADO


Frente a la insólita y destemplada campaña de desprestigio contra el diario La Nación, impulsada y alentada por personeros de la Alianza por Chile, entre ellos el Presidente de la Unión Demócrata Independiente, Hernán Larraín, el Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas de Chile se hace un deber en señalar lo siguiente:


1. La Nación, como todo medio de comunicación masiva, tiene el derecho a tener su línea editorial lo que no es en modo alguno incompatible con el ejercicio, por parte de sus periodistas y editores, de un trabajo veraz, oportuno y objetivo.

2. Si la Alianza por Chile considera que La Nación ha incurrido reiteradamente, según ha señalado, en activismo político, debiera haber hecho las denuncias del caso en las instancias pertinentes del Colegio de Periodistas y no lanzar “al voleo” afirmaciones en las que, incluso, acusó -como lo hizo Hernán Larraín el martes 3 de julio por Radio Cooperativa- a este Colegio de no cumplir su rol fiscalizador.

3. Lo que pareciera molestar a la Alianza por Chile es la práctica del pluralismo informativo -propio de una sociedad realmente democrática-, el que existe en Chile en escasa medida y uno de sus pocos representantes es el diario La Nación. Al escuchar a Larraín se podría suponer que la Alianza por Chile se sentiría cómoda con la lógica vigente durante la dictadura militar, donde la verdad informativa era una sola: la de los medios ligados a este sector político.

4. El diario La Nación instituyó en enero de 2005 un consejo editorial pluripartidista, entre cuyos integrantes se contó con dos personeros de la UDI y RN -Germán Concha y Félix Viveros, respectivamente-, quienes se retiraron voluntariamente de esta instancia en diciembre del mismo año. Ello da cuenta de la preocupación de La Nación por ejercer el pluralismo en su accionar.

5. El Colegio de Periodistas no tolerará nuevas agresiones gratuitas a medios de comunicación democráticos, donde sus profesionales actúan con el profesionalismo y la ética que corresponde a una actividad crucial para la democracia: que la ciudadanía tenga el pleno derecho a estar informada.


CONSEJO METROPOLITANO COLEGIO DE PERIODISTAS, Santiago, 4 de julio de 2007.
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Cumplo con mi deber como colega.
Rodrigo

29 junio 2007

¿A quién le han empatado?

Medité bastante antes de actualizar mi Blog con este tema. Me había inspirado hace un tiempo atrás, pero después cosideré que no debía darle tantas vueltas a asuntos sin ninguna importancia real. Quise "bajarle el perfil" a un fenómeno -si es que se puede llamar así- que cada día va ganando minutos en la TV o portadas en los diarios chilenos: "Soy un weón grave", me dije...

Ahora que han pasado los días desde que quise escribir de esto por primera vez, sigo creyendo que soy grave; porque sigo siendo testigo de lo que ocurre y sigo despotricando contra quienes -desde mi modesto punto de vista- son los responsables de una suerte de idiotización que se ha tomado los medios de comunicación, con una claro estandarte a la cabeza de todo: ese grupo de poco honorables mujeres que se sacan los ojos, se muestran los dientes afilados y con sus garras se aferran a cualquier artilugio barato para no quedar fuera de combate.

Hace tiempo que estaba acostumbrado a ver a este tipo de "señoritas" usufructuando de sus relaciones con hombres que en su momento representaban una ventana de exhibición mediática. La memoria colectiva en estos casos no es tan frágil, y recuerda casi con nostalgia las primeras incursiones de modelos como Paola Camaggi (a quien se le involucró hace años con un incipiente Iván Zamorano) o Daniella Campos... a quien, curiosamente (¡mira qué curioso!) con el mismo deportista -que en ese momento hablaba en un "perfectísimo-chileno" y no usaba ropa con la marca a la vista-.

En aquella época se hacían bromas sobre ellas, se les caricaturizaba y en algunos casos se les enjuiciaba moralmente (lo cual me parece de lo más hilarante: ¿quién -me incluyo- tiene autoridad para hacer ese ejercicio tan pretencioso?). Sin embargo, las tórridas historias de amor (o "de amistad", como tímidamente declaraban en un principio los involucrados) poco a poco iban perdiendo su potencial atractivo para la prensa. ¡Claro!, porque en ese tiempo no existía la actual plétora de programillas que se autodenominan "de farándula" que azuzaran el espíritu voyerista de los televidentes.

Ahora, el terreno está despejado para todo tipo de áspides que se hacen ricas y famosas de la noche a la mañana, sin tener ni siquiera un talento reconocible. Y eso es lo que más me indigna y me desconcierta: el hecho de que sean sólo una mala copia de Barbie -o su versión a escala-, y que sus actos tengan tanta cobertura, poniéndolas a la par de hechos que son realmente trascendentes para los ciudadanos de un país que tiene problemas más importantes que resolver que un show barato entre una esposa y su (gorreado) marido.

¿Qué nos ofrece Coté López? Pero seamos sinceros: de verdad, ¿qué nos ofrece? Nada. Es sólo una mujer común que se ha estado alimentando de las portadas, entrevistas, comentarios y hasta reportajes que se han hecho de ella en el último tiempo. ¿Cómo es posible que su vida privada interese de este modo? Porque, mal que mal, lo que ella haga en la cama es asunto de ella, su marido y el amante. De nadie más. Pero no: ella se ha dado el tiempo para "aclarar", "hacer declaraciones" y todo tipo de actividad que antusiasma tanto a los famosillos de tercera y cuarta categoría que no son capaces de hacer noticia por los talentos que poseen.


Y que conste que éste no es un ataque teledirigido. La pobre Coté López sólo es un engranaje en esta tremenda máquina que maneja la farándula. Tal como hoy es ella, mañana lo será otra (por coincidencia, las que nombraré son todas subias)... y así sucesivamente. Los diarios seguirán publicando en primera plana a un montón de "aspirantes" a famosas que no les importa que su nombre sea manoseado (¿debería cambiar esta última palabra, para que no se entienda como una alusión directa por alguna de ellas?). En definitiva, gente que no tiene nada que entregar más allá de sus enredos.

En esa línea, tenemos también a "Luly" (o Luli, como quiera que sea), una niña-mujer de ensortijado cabello rubio -al menos en apariencia- que se pasea por los canales de televisión mostrando su cuerpo envaselinado y hablando como alguien con un severo retraso mental. Reconozco que algo de brillantez debe haber en alguien que gana plata a montones con eso, pero, ¿no será mucha la importancia que se le da?: que si la secuestraron; que si la echaron; que si vendió o no su automóvil... Un verdadero circo romano en el que, lamentablemente, todavía no hay una figura que se erija como el emperador que baja el pulgar para terminar con todo de una vez.

Insisto: no se trata de críticas personales. Es cierto que estas "señoritas" (insisto con las comillas) no son "santas de mi devoción" (derechamente, me caen bastante mal) y que si doy nombres es sólamente porque ellas son la cara visible de este fenómeno que es mucho más amplio y que también encierra a otras mujeres que se han venido ganando la vida a costa de fuego cruzado de declaraciones, destapes baratos y coqueteos con el mundo de la opinlogía.

Éste es mi modo de desahogarme. De lanzar un dardo cuyo blanco son nombres tan conocidos como el de Adriana Barrientos, la Marengo, la Granata... y, por supuesto, Luli y Cotetita López. ¡Ricas ellas!

Rodrigo

20 junio 2007

RECOMENDADA

Suele pasarnos cuando vemos una película que nos gusta: averiguamos el nombre del director y tratamos de conseguirnos más de su filmografía, para juzgar el resto de las obras. En realidad, eso es lo que me ha pasado a mí con Almodóvar, Tarantino, Coppola (padre e hija) o Woody Allen.

Hace poco arrendé "Everything You Always Wanted to Know About Sex... But Were Afraid to Ask" (Todo lo que siempre quiso saber sobre sexo... pero temió preguntar"). Debo decir que, al ver la ilustración de la carátula -y al ver el año de producción: 1972-, pensé que se trataría de una antigua comedia de humor descontextualizado de lo que pasa actualmente. Sin embargo, a pesar de que se hizo hace más de 30 años, las situaciones siguen siendo en extremo hilarantes.

La película, dirigida e interpretada por Woody Allen, es una parodia a un libro homónimo, que trata de explicar la sicología del sexo... una misión bastante complicada y difícil en la teoría. El "viejo jugoso" -así lo he denominado en mi comentario de "Scoop"- se atreve a desafiar a los más eruditos y presenta una serie de escenas más o menos cortas (independientes entre sí), donde se trata de resolver una inquietud particular. Las inquietudes -válidas aún para junio de 2007- son:


- ¿Son eficaces los afrodisiacos?: ambientada en la época Medieval, nos demuestra que no se debe perder la cabeza por el sexo.

- ¿Qué es la sodomía?: historia humorística más relacionada con la zoofilia que con la generalidad de la acepción.

- ¿Por qué algunas mujeres no pueden conseguir el orgasmo?: muy divertido retrato de lo que ocurre a muchas parejas.

- ¿Son homosexuales los travestis?: de respuesta aparentemente fácil, pero...

- ¿Qué son las perversiones sexuales?: perversiones actuales, nada nuevo bajo el sol.

- ¿Los experimientos sobre el sexo dan resultados satisfactorios?: acá se resume la parodia.

- ¿Qué sucede durante la eyaculación?: Allen vestido de espermatozoide es una imagen imperdible. Más que chistoso, inteligente y creativo.
¡Mejor que las "siete-w" que sostienen al periodismo informativo! (chiste sectario).

Si alguien sigue teniendo dudas después de ver esta película, lo mejor es ponerse manos a la obra y dar pie al conocimiento empírico, que, a fin de cuentas, es bastante o más satisactorio.

Rodrigo