06 noviembre 2007

´Vuelta de carnero´ de la Iglesia católica

Al paso que voy, lo más probable es que "las altas esferas de la Iglesia católica" se pongan de acuerdo para censurar mi Blog; aunque me queda la esperanza de pensar que ya no estamos en aquellas épocas en las que se intentaba silenciar a los disidentes a través de la horca, la excomunión o la quema de libros. Por otra parte, dudo que algún representante de aquella Santa Entidad se dé el tiempo de leerme... o, mejor dicho, se dé el tiempor para salirse de su Santa Epistemia y tratar de comprender (o respetar) mis opiniones.

Ésta no es la primera vez que escribo con relación a temas de actualidad que atañen a la iglesia. Hace algún tiempo me referí a la anquilosada postura que tenía sobre las campañas que se hacían en Chile (y, por extensión, en el resto del mundo) sobre el correcto uso del condón. Para estar acorde con los tiempos en que tanto se habla de paridad, creo que es el tiempo de abordar esta polémica (un tanto artificial para mi gusto) desde otra perspectiva; y para eso, me aprovecharé de los "dimes-y-diretes" que ha provocado el asunto de la venta/no-venta de la Píldora del día después en las farmacias.

¡Ahora lo recuerdo! No se trata de la vena de la pastillita aquella, sino que de... ¿cómo dijeron los curas (e incluso el Papa, desde su sillón reluciente de oro, en El Vaticano)?... ¡OBJECIÓN DE CONCIENCIA! Uf... gran tema, sobre todo si se analiza desde la no-validez que tiene que la Iglesia intente imponer ese concepto como argumento para que los farmacéuticos que no quieren no vendan la píldora en sus locales.

Cuesta creer cómo una institución que ha podido sobrevivir a través de los siglos (con la consiguiente adquisición de experiencia y conocimiento que esto debiera suponer) siga "pisándose la cola" con temas como éste. No me sorprende que diga que la pastilla es abortiva y que su consumo atenta contra las Leyes de Dios y que blablablá. Personalmente, estoy convencido -mediante un trabajo de investigación personal y periodística- de que no atenta contra ningún ovocito-1 fecundado, así que no me inquieta ese tema...

Lo que me parece irrisorio y un poco hilarante (¿por qué no decirlo?) es que se apele a la objeción de conciencia (ODC). ¡Por Dios! ¿Y qué pasa, entonces, con aquellas mujeres que se desligan del pensamiento canónico y, haciendo uso de su libre albedrío SÍ quieren comprar el compueto, en cualquiere de sus presentaciones? Si pretenden que se entienda como "si estás a favor de la Iglesia, exige la ODC, pero si no... ¡eres un maldito pecador!" creo que están cayendo en un pozo oscuro a gran velocidad. No puede ser que se interpele a los fieles mediante una idea tan antojadiza.

Lo triste es que no se trata sólo de un hecho de evidente inconsecuencia (como cuando condenan la homosexualidad y algunos curas, en las oscuros recovecos de la lascivia, abusan de menores, pagan por servicios sexuales u ocultan sus erecciones bajo la inmaculada sotana negra). Estamos frente a un caso de oportunismo bastante "poco ético" (pongámonos a tono), donde, además, no se está respetando un derecho fundamental de las mujeres.

Cada día agradezco más a Dios que me haya dado la suficiente lucidez emocional y mental como para no pegarme a los preceptos dogmáticos de la Iglesia. Sólo así he podido estar tranquilo, sin contradicciones internas (ni externas) y feliz. ¿No se supone que es eso lo que buscan las religiones? Pues, señores, no se está cumpliendo el objetivo. Habrá que demandar por publicidad engañosa o notable abandono de deberes...

Rodrigo

(Foto: LatinStock)