25 julio 2007

Los excesos de la Rojita


Lo reconozco: sé muy poco (o casi nada) de fútbol. A veces veo algún partido más o menos importante y me entretengo, pero no me interesa jugarlo, conocer a los jugadores, las técnicas de ataque, ni nada de eso. Pero ¿cómo mantenerme al margen en este último mes? Estudios realizados a los noticiarios de televisión, incluso, comprobaron que más de el 40% del tiempo-espacio estuvo dedicado a la selección chilena (la oficial, en Venezuela, y la "Rojita", en Canadá). Casi la mitad en... ¡puro fútbol!

Pero eso es algo que siempre ha sucedido en nuestro país: las personas se alimentan de las ilusiones que un grupo de hombres puede generar corriendo detrás de una pelota. A pesar de los fracasos, de las rabias, de los goles en contra... siempre está la ilusión de que "esta vez sí...". ¿De qué otro modo se explica, entonces, el alto ráting de cada partido de Chile en estos mundiales? Y las portadas de diarios, y la persecución en los programas de farándula, y las invitaciones de La Moneda: ¡toda una revolución!




Me impresiona la capacidad de las personas/fanáticos para agararrse de la selección como elemento cohesionador. "Somos todos chilenos"; "ganamos"; "jugamos bien": todas éstas son expresiones en las que se advierte el alto nivel de involucramiento en un juego donde -en la práctica- son sólo 11 (más los de recambio) los que tienen la obligación de hacer un buen partido cada vez que salen a la cancha. Cuando juega la selección, se olvidan las diferencias políticas, sociales, deportivas... La "masa" se convierte en el mayor aliado para que estos muchachos se sientan apoyados ciento por ciento.

No me gusta el fútbol, pero a veces me detengo a diseccionar este fenómeno que, efectivamente, mueve a las masas de manera casi autómata. Tampoco me parece mal que haya personas que se sientan contentas con los triunfos; mal que mal, cada uno tiene suficientes problemas y, en este sentido, es un derecho inherente de los chilenos vibrar con cada hazaña deportiva. Sin embargo, hay un par de situaciones que me preocupan y, peor aún, me hacen desmarcarme cada vez más de este fenómeno del que he tenido que ser testigo obligado diariamente...

Lo primero, tiene que ver con el nivel inusitado de fanatismo que genera un equipo deportivo. Hoy estuve leyendo las noticias y me pareció que la recepción en el aueropuerto de la "Rojita" fue desmesurada. No porque haya habido desmanes, sino por el marco de público y la sobre-relevancia que se le dio al asunto: canales con móviles en directo, despachos a modo de "extra", noteros, periodistas apostados, fanáticas, fanáticos, madres con sus niños en brazo para ser "bendecidos" por un beso de los jugadores. Falto el orefeón de Carabineros tocando la marcha Radetzky y hubiese sido la llegada más aopteósica del último tiempo.

Creo que todo está sobredimensionado. Pensé que cabía la posibilidad de que se tratara de gente que por casualidad pasaba por el aeropuerto y se hizo un tiempo para ver a los jugadores de su selección; pero no: cuando fueron a La Moneda, el caos fue similar: miles de personas vitoreando el nombre de los nuevos dioses del olimpo, jovencitas desmayándose, abuelitas atesorando medallitas con sus rostros, vendedores ´haciéndose la América´ con sus póster a todo color. Desde el balcón, los deportistas -probablemente- no entendían nada: ¿los amaban por el tercer lugar? ¿Los apoyan por el incidente con la policía de Canadá? ¿Son los nuevos ídolos? ¿Es porque están al lado de la Presidenta?




He aquí el lado -a mi modo de ver- ´peligroso´ del asunto. Estos muchachos, jóvenes e inexpertos, deben tomarse con suma cautela todo esto que les está pasando. No deben dejarse llevar por la vorágine mediática que los persigue como aves carroñeras. Deben mantener la altura de miras suficiente como para darse cuenta de que su trabajo (excesivamente bien remunerado) es jugar al fútbol. Y nada más. Veo con tristeza y un poco de miedo cómo se han dedicado a dar entrevistas a los medios, a los programas de farándula... Veo cómo se han dado el tiempo para jugar a ser ídolos de multitudes, en actos que trascienden lo deportivo: cobrar por ir a programas, por ventilar la vida privada, por una exclusiva...

Como hay una gran cantidad de jugadores que vienen de familias humildes, donde el dinero no es un bien abundante, esta sensación de efímera fama y poder económico puede ser una muy mala consejera. Estamos hablando de jóvenes que no tienen la preparación suficiente como para administrar de manera coherente los millones de pesos que reciben; se trata de jugadores que no tienen la suficiente educación o instrucción como para hablar ´de corrido´ en una entrevista o de leer una carta escrita por Michelle Bachelet...

... ¡Qué vergüenza sentí cuando uno de los jugadores (no sabría decir cuál) reprodujo oralmente para sus compañeros la misiva de la Presidenta! No puedo sentirme representado, como chileno, por alguien con semejante (des)nivel. Y no estoy haciendo discriminación social ni nada. Siento que son cosas que van por carriles independientes: el que quiere superarse, lo hace y se instruye. El que no, sólo se dedica a jugar a la pelota, colgarse medallas, levantar las manos a sus fans, comprarse fastuosos autos último modelo y a vivir el minuto de fama...

Lo malo es que esos 15 minutos se van rápido. El pueblo chileno tiene la arraigada costumbre de sepultar a los rostros cuando pasan de moda o no siguen rindiendo como se esperaba. ¿Qué pasará entonces? ¿Habrá que vender el convertible y cobrar más por las entrevistas? ¿Habrá que ir a una discoteca, meterse con una modelo o hacer un escándalo para figurar en la portada de los diarios? Chicos... ¡calma!

Rodrigo

(Fotos: Cdoc)

2 comentarios:

Maca, Muni, Cumi, Pinilla, Jefa, Makmarak, etc dijo...

A veces no se tienen los medios para instruirse y superarse acadñemicamente no es una opción

A mí me gusta el fenómeno de la Roja o Rojita!!..creo que es entretenido y, efectivamente, hace que las personas se unan por un rato aunque, para muchos, no sea en torno a algo realmente importante!

¿Es responsabilidad de ellos o del medio que se aprovecha de personas que no cuentan con las herramientas para abordar con más calma este nuevo estilo de vida??

Habría que preguntarse qué haríamos nosotros en el lugar de ellos...pero con la misma historia social y formación que los que hoy aparecen en diarios, programas y revistas!

Hace tiempo que no pasaba por acá! Hoy dejo mi opinión y mis saluditos!!!

Tbn mis intenciones de verte pronto!

he aportado con una "raya a la cebra"!!!

besotes

M.U.N.I

Rodrigo Zavala dijo...

Es cierto, Maca, pero yo creo que también pasa por una cuestión "cultural" que, lamentablemente, liga a las personas con menores recursos a actitudes fastuosas, presumidas y arribistas, producto del dinero y la fama fácil. Quizás, todo pase por la concreción de un sueño que otrora se veía inalcanzable.

Besos,

rOd.