10 mayo 2007

Lo pasado, pisado


El conjunto de las historias pasadas es la mejor escuela para aprendar las cosas de la vida. Eso incluye, por cierto, a las personas que en determinado momento han sido parte de nuestro mundo: amigos, compañeros de curso, colegas... y amores. Cuando estas mentadas historias se acaban, pensar en ellas como "errores" o proyectos farcasados no nos ayudan a vislumbrar el camino delante de nuestros ojos. Nos coartan, nos atan y nos amarran a ser esclavos de nuestro propio pesimismo.

Crecer en la vida es desafío que no se queda en lo físico. Aprender de la experiencia es primordial cuando queremos ir quemando etapas y, en definitiva, nos esforzamos por ser mejores personas en todo ámbito. No es suficiente lo que nos cuentan a modo de consejo si no se ha vivido en carne propia el dolor de una decepción o la felicidad de un amor correspondido graciosamente. Porque nuestra propia base de datos es la única que cuenta a la hora de formar nuestro carácter, sobre todo en lo relacionado con las cosas del amor.

Reconozco que muchas veces me he arrepentido de algunas situaciones específicas en este sentido. He pretendido retroceder el tiempo y así evitarme malos ratos, malos entendidos y -¡claro!- malos amores. Porque ahora que tengo un referente sólifo, puedo darme cuenta de todas las disfunciones que viví en el pasado. Conocí a gente muy valiosa y a varias cuyo aporte a mí acerbo experimental fue mínimo. Y a pesar de eso, siento cierto agradecimiento por el conjunto que encierra el concepto "mi pasado". Lo que hice, más allá de causarme pena o vergüenza, debe convertirse en una directriz de aquí en adelante.

Por mucho que me haya esforzado, no siempre obtuve buenos dividendos en las relaciones que emprendí, pero nunca me he propuesto resaltar esas situaciones -mis historias; mis fracasos- frente a los ojos del mundo. No emprendí la ofensiva con tal de perjudicar o de impedir que otros pasaran por lo que yo. Me reí, me lamenté y aprendí mis lecciones específicas. No me desgasto criticando, sacando a la luz los detalles tortuosos que, más que enterrados, están en un nivel inferior en mi lista de prioridades. Como sabiamente versa el refrán popular, "lo pasado (está), pisado". Yo agrego: aprehendido.

¿A qué va todo esto? A que me parece de muy mal gusto lo que hacen algunas personas que se dedican a exponer públicamente las malas relaciones que han tenido en el pasado. Denostan, injurian y enlodan imágenes con una facilidad increíble. Son una suerte de nuevos Judas que traicionan a la primera de cambio. Con tal de figurar, son capaces de ventilar hasta lo más íntimo de unaexperiencia que, se supone, se construye entre dos. Son gente maricona en el sentido más riguroso de la palabra: aquéllos que lanzan la piedra y esconden la mano; que insinúan romances homosexuales y no dan nombres; aquellos que se quedan pegados y se siguen burlando de sus ex parejas. Son aquellos que no tienen respeto por nada ni por nadie. Ni siquiera por la dignidad propia.

Fea la actitud de Passalacqua. Como siempre, habla con ambages, con eufemismos y, al final, se refugia en el prostituido "yo no he dado nombres; los mal pensados son ustedes". ¿No fue eso, acaso, lo que sucedió con Zamorano y De La Fuente? ¿Por qué no es más hombrecito este señor y -ya que quiere circo- dice las cosas por su nombre, tal y como son? Ser gay en la era moderna no nos obliga a ser maricones, por el contrario de lo que algunos suelen pensar.

Rodrigo

(foto: LatinStock)


2 comentarios:

Don Arturo de Quilpue dijo...

Por Dios!!!!!¿Qué hizo Passalaqua esta vez??? Ese hombre no tiene paz, jijijiji.
Muy sesudo tu texto. Aunque, como siempre, comparto algunos conceptos y otros no. Será así nuestro destino ¿no?

Anónimo dijo...

¿Cuál es la idea de, veinte años después, sacar a colación una historia amorosa? ¿Tener portadas en los medios? ¿Fue idea de Passalacqua o de Rodrigo Danús, ya desesperado por la pérdida de "importancia" de SQP dentro de la farándula? Lo de "un caballero no tiene memoria" no sólo se aplica a relaciones heterosexuales, Passalacqua.

En último caso, si vas a ventilar una historia del pasado, hazlo con el consentimiento de esa persona y no sacando pingües beneficios para el molino propio. Una cosa es ser homosexual y otra, bien distinta, es ser maricón o "loca".

Mi historial amoroso es más de decepciones que de alegrías...pero me ha servido todo para forjar mi temple, mis preferencias y mis actitudes en un terreno siempre pantanoso, pero con recompensas que se van hallando y que nos esperan.

Saludos cordiales.