11 mayo 2007

"Y yo me preguntaba si..."

Parte V: La primera velada de Mèrie Chantal en París: de cómo conoció a Pierre
Eran las 8 en punto cuando el apuesto y maduro galán llegó a la entrada del restaurante, a un costado del Museo del Luvre. Se sentó en un escaño ubicado junto a la puerta y encendió un cigarrillo. Comenzó a exhalar bocanadas de humo blanco, con elegancia, mientras miraba de reojo su reloj. La hora avanzaba y la escultural rubia modelo no llegaba a la cita. Armóse de paciencia y siguió fumando. De vez en cuando, uno de los meseros salía a la calle e intercambiaba un par de palabras con él. Seguramente, estaba argumentando que "su chica" llegaría más tarde de lo acordado.

Lo que Pierre -así se llamaba el hombre- no sabía era que, durante todo ese rato, Marieànge lo había estado observando, escondida detrás de un muro próximo desde el cual veía la fachada del restaurante. Había llegado veinte minutos antes de la hora señalada y, fiel a sus impulsos pueblerinos y humildes, había sentido miedo. Estuvo observando cada maniobra de el elegante caballero que fumaba, pero no se atrevía a cruzar la calle. ¿Y si ya no la encontraba tan espectacular ahora que usaba sólo un vestido de calle? ¿Y si decía algo inadecuado o él descubría que, en realidad, no se llamaba Mèrie Chantal? ¿Y si le preguntaba su apellido, qué diría?: todos esos temores trataban de ser resueltos mientras seguía en su improvisado refugio.

Cuando faltaban 15 minutos, la paciencia se había agotado. Pierre se levantó con ritmo pausado, pero estaba visiblemente molesto por aquella afrenta: ¡dejar esperando a uno de los hombres más cotizados por las mujeres de la alta sociedad parisiense! De todos modos, sabía que no iba a faltarle una cita para esa noche. Era cosa de levantar al auricular y marcar al azar uno de los números refistrados. Al otro lado de la línea habría alguien que aceptaría gustosa pasar una romántica velada en un restaurante... o en la habitación de algún hotel elegante.

Había caminado un par de pasos cuando Mèriange -Mèrie Chantal- asió con fuerza el hombro de su anfitrión. Él se dio vuelta y vio el rostro perfecto de la mujer que deslumbraba con tan solo sonreír. Ella lucía el cabello suelto, llevaba grandes aretes y un ajustado vestido blanco de seda. Se veía muy bien, aunque mucho menos rutilante que en el desfile de modas, evidentemente...

Después de las disculpas de rigor -Mèrie Chantal adujo sobre carga de trabajo como modelo de la Casa de Marriette-, ambos se dirigieron a comer. Estuvieron en el restaurante un poco menos de dos horas. Se les vio conversar, reír bastante y tomar el mejor vino chileno. En su afán por conocer mejor a aquella musa, Pierre había hecho todo tipo de preguntas a su cita. Una de ellas, por supuesto, había sido la (resumida) historia de su vida: origen, familia, apellidos... ¡Apellidos! ¡Justo lo que ella había estado tratando de evitar! Pero como sabía que iba a ser increpada en ese aspecto, ya tenía la respuesta precisa: Exupèry, tal como el escritor de "El Principito", el único libro laico que había leído en el convento.

Así fue como Mèrie Chanta Exupèry conquistó a Pierre de Bardieu. Bastó tan solo un par de horas para que surgiera en él un deseo casi irrefrenable; una pasión desbordante que al principio trató de disimular, pero que, a poca andada la noche, se transformó en un pensamiento constante. Era improbable que aquello fuera amor, porque no bastaban esos datos para rendirse a los pies y al corazón de la rubia modelo... ¿O sí? Quizás sus ojos azules y su sonrisa blanca y perfecta fuera suficiente para cautivar hasta al más esquivo de los especímenes humanos. ¿Qué tenía aquella mujer, criada por monjas, que había llegado hacía tan poco a París?
Fuere lo que fuere, Pierre estaba dispuesto a descubrirlo aquella misma noche.
Salieron del restaurante, pasaron por el frente de la pirámide del Luvre y llegaron a la calle que los conducía a la Casa de Marriette y, como buen galán, no quiso que la joven caminara sola. Se había ofrecido a acompañarla, pero, en realidad, tenía la ilusión de desviarse del camino y llegar directamente a un hotel. Pero ¿aceptaría ella? ¿Cómo proponérselo sin parecer un fauno hambriento? Después de todo, a simple vista ella era una mujer refinada, sobria y, sobre todo, astuta... Aunque si realmente lo era, no pensaría siquiera en la posibilidad de negarse.

Caminaron en silencio, hasta que Pierre se decidió. Inspiró profundamente y comenzó con el discurso habitual:

- Ha sido una velada increíble. Hacía tiempo que no me divertía tanto... Eres... realmente especial...
- Lo mismo digo (el vino había hecho efecto).
- Me preguntaba si te gustaría acompañarme...
- Y yo me preguntaba cuánto tendría que esperar para oír eso...

Mèrie Chantal Exupèry y Pierre de Barideu doblaron por una estrecha calle y caminaron en silencio. Esa noche no llegaron a La Casa de Marriette.
(foto: LatinStock)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Rodrigo:

Que bueno que me diste la direccion de tu blog porque se me habia perdido =P. Acabo de terminar de leer todas las historias de mery chantal y me parece muy buena. Ahora hay que seguir viendo a ver que pasa con ella y sus aventuras. Lo otro que escibistes también es muy interesante. Cuando tenga tiempo lo leo completo y te dejo mis opiniones. No tengo correo de gmail pero parece que igual puedo postear. Cuidate mucho y seguiremos en contacto obvio.
Un beso
Marcos.

Gabobriel dijo...

Creo que me he convertido en un seguidor de las aventuras de esta rubia francesita, espero con ansias la proxima entrega (viviendo el fenómeno de Lost y Heroes)

un gran saludo mr Rod

Andreita dijo...

Maldito seas!!! me di el trabajo de leer toda la historia y me dejas con el "se supone que la muy zorrona se agarró al más super millonario de toda francia"???
eso no se hace.... malo
espero ansiosa los nuevos episodios ;)
espero verte prontito... recuerdale a liberty lo de mi regalo:
negrosabrosonexoticoquecantebosanova
Besotes mijito rico... ojalá nos veamos prontito
La Negris

EzLoKhAi dijo...

Já! ella la puritana!! jajajaja

mmm ¬.¬ no era tu alter ago????

Jà! picaron, picaron!!

Saludos!!